{Reseña} José Jiménez Lozano: Cartas de un cristiano impaciente (Verbum)

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José Jiménez Lozano, Premio Cervantes en 2002, es un autor todavía desconocido por una gran masa de lectores. En esta larga vida el escritor de Ávila nos ha dejado una amplísima obra literaria compuesta por novelas, libros de relatos, ensayos y diarios. A estas obras hay que añadir su colecciones de crónicas y artículos periodísticos, quizá su faceta menos conocida incluso por sus lectores habituales. Sus libros netamente periodísticos son los siguientes: Un cristiano en rebeldía (1963), La ronquera de Fray Luis y otras inquisiciones (1973), Retratos y soledades (1977), Ni venta ni alquilaje (2003) y Buscando un amo (2017). Pues bien, la editorial Verbum acaba de publicar Cartas de un cristiano impaciente, una amplia y representativa muestra del trabajo de Jiménez Lozano para la revista barcelonesa Destino durante la década de los sesenta del pasado siglo.

Hay que señalar que la actividad profesional principal de nuestro autor durante su vida fue el periodismo. De hecho, tras su licenciatura de Derecho en 1956, Jiménez Lozano se mudó a Madrid y al año siguiente se matricula en la Escuela Oficial de Periodismo. Al poco tiempo inicia su colaboración con el periódico El Norte de Castilla, en una columna semanal titulada Ciudad de Dios. En 1963 ya publica una selección de sus artículos periodísticos en el libro Un cristiano en rebeldía, y es enviado como corresponsal en el Concilio Vaticano II por El Norte de Castilla y por la revista Destino, en cuya publicación aparecerán sus crónicas y artículos en una sección titulada Cartas de un cristiano impaciente. En 1965 se incorpora a la Redacción de El Norte de Castilla, donde desempeñará el cargo de subdirector a partir de 1978, y de director desde 1992 hasta su jubilación en 1995 (a partir de aquí el ritmo de las publicaciones del autor se acelera al dedicarse plenamente a la creación).

Como digo, Jiménez Lozano comenzó en agosto de 1964 su colaboración en el importantísimo semanario Destino por mediación directa de Miguel Delibes, autor que estaba ligado a la revista desde hacía tiempo. Una larga carrera de articulista que se inició con la sección Cartas de un cristiano impaciente hasta 1975, siguió con Hombre y época hasta 1978 y con Rojo y negro hasta 1980. Alrededor de seiscientos textos, de los que esta edición recupera 41 que vieron a luz entre enero de 1965 y abril de 1968. (Algunos se publicaron antes en El Norte de Castilla y pasaron después a Destino con más o menos variaciones). La popularidad de Jiménez Lozano en la revista queda patente por la gran cantidad de cartas al director que se recibían, la mayoría de sincero agradecimiento por los temas tratados.

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Aunque las referencias al reciente Concilio Vaticano II son muy abundantes, estos artículos trascienden la actualidad de la Iglesia en esos momentos para reflexionar sobre temas que preocuparon a Jiménez Lozano durante su vida: el ateísmo (tratado siempre con respeto y comprensión), la libertad de conciencia, el jansenismo, la libertad religiosa, el erasmismo, los heterodoxos, el concilio, el laicismo, la enseñanza religiosa, el clericalismo, las deficiencias del catolicismo español (más jurídico-social que espiritual y moral), etc. Nuestro autor insiste en uno de los leitmotivs del concilio: la libertad. Precisamente la defensa radical de la libertad dentro de la Iglesia —de pensamiento, de investigación teológica, de expresión de la espiritualidad— viene de la mano con su plena fidelidad a esa misma Iglesia.

Sorprende y abruma la erudición y el conocimiento enciclopédico del joven Jiménez Lozano sobre historia eclesiástica y de Teología, su trato habitual con autores católicos contemporáneos (especialmente franceses), su comprensión de la actualidad episcopal española y europea, sus amplias lecturas de la mejor literatura universal. Pocos han expresado y mantenido tan claramente el dilema que existe en la vida el creyente cristiano entre su vertiente social y pública —folclórica, si se quiere— y la vivencia interior y sincera. En todo caso, nuestro autor, realista, admite que «el Vaticano II es el primer concilio que se celebra siendo la Iglesia una pequeña minoría, un pequeño rebaño entre la gran masa de no creyentes», y va señalando los retos formidables que afronta la cristiandad desde entonces.

En cada artículo se plantea un problema teológico o eclesial de primer orden, abierto siempre a discusión como todas las cuestiones verdaderamente importantes. Casi sesenta años después de ser escritos, sus diagnósticos de los desafíos a los que se enfrenta la Iglesia, los cristianos y toda la sociedad mantienen su plena vigencia. Y hay que señalar que algunos de estos breves textos, que mueven a la reflexión más profunda, valen más que muchos sesudos tratados de teología y sociología. No son, por tanto, piezas arqueológicas rescatadas con afán académico y erudito, sino obras de primer orden dentro del amplio corpus de su autor. Ojalá que en breve podamos tener otras antologías que recojan el resto de artículos inéditos.

Una última reflexión se viene al leer Cartas de un cristiano impaciente. Creo que hoy sería impensable que unos textos de tal densidad intelectual y espiritual vieran la luz con éxito en una publicación de gran difusión, lo que indica que el nivel cultural de sus lectores era mucho mayor del que podíamos suponer. Y recuerdo el artículo La vegetación del páramo de Julián Marías replicando a los que afirmaban que la España de la época era un páramo cultural: «Se les pasa esta frondosa, esperanzadora vegetación, que pudo brotar en el clima más inhóspito, sin abono, sin cultivo, mientras tantos intentaban simplemente descastarla».

Editorial Verbum (2024)
Colección: Ensayo
Prólogo: Daniel Capó | Edición: José Bernardo San Juan, Preslava Boneva
292 págs.

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Al hilo de los últimos compases del Vaticano II, José Jiménez Lozano, que había cubierto desde Roma el concilio, comienza a publicar en el semanario Destino las “Cartas de un cristiano impaciente”, artículos que constituyen un “ensayo en marcha”, una demanda “impaciente” por lograr que la doctrina de aquella asamblea se trasladara a la sociedad hispánica. Las “Cartas” constituyen un retrato fascinante de un cambio de modelo, la intrahistoria de un punto de giro en las sociedades occidentales. (Sinopsis de la editorial)

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José Jiménez Lozano (Langa, 1930-Valladolid, 2020) fue un escritor y periodista español. Como escritor abordó, en una obra de amplias dimensiones, todos los géneros y estilos, para terminar construyendo un universo particular, en parte completamente original, en parte ligado a una cierta sensibilidad, de san Juan de la Cruz a Pascal. En 2002 obtuvo el Premio Cervantes. Como periodista colaboró en muchos medios, pero mantuvo fidelidad durante toda su vida profesional a El Norte de Castilla.

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