{Reseña} Julio Monteverde: La identidad de las noches (Adeshoras)

En el prólogo de su Libro de sueños Jorge Luis Borges comparte la tesis de que el sueño podría ser el más antiguo de los géneros literarios. También distingue entre «los sueños inventados por el sueño y los sueños inventados por la vigilia». El poeta, ensayista y traductor cartagenero Julio Monteverde se une con La identidad de las noches a la pequeña nómina de autores, que como los que componen esa antología borgiana, ha encontrado en el sueño la materia para sus creaciones literarias.  

Fascinado por el universo onírico, Julio Monteverde publicó hace años De la materia del sueño (Pepitas de Calabaza, 2012), un ensayo donde indaga en diferentes aspectos de los sueños, desde los psicológicos a los artísticos. De hecho, desde 2001 Monteverde forma parte del Grupo Surrealista de Madrid, en cuya Revista Salamandra ha publicado textos habitualmente. (Cinco de las piezas más extensas de este libro vieron la luz previamente en esa revista). Dice Borges en el citado libro que «el arte de la noche ha ido penetrando en el arte del día». Pues bien, parece que Monteverde vive parte de su vigilia a la búsqueda de material para sus sueños nocturnos; o dicho de otra forma, que ha encontrado los pasadizos por los que transitar entre ambos mundos. (Puede que una vida dedicada a estos temas haga inevitable vivir en una eterna duermevela). También me parece que Monteverde propone una especie de poética del sueño como forma de conocimiento y de vida, y que como cualquier apuesta vital requiere de un método de estudio y de una forma particular de mirar el mundo. 

Durante el fin de semana del 20 al 22 de enero de 2005 algunos amigos surrealistas nos encontramos en Madrid para discutir una serie de cuestiones que requerían definitivamente nuestra atención. El domingo a ultima hora, justo antes de que tuviera que prepararse para coger el tren de vuelta a Sevilla, Antonio Ramírez lanzó, de forma esquemática, una última propuesta de acción colectiva: una deriva programada tomando como base el tipo de instrucciones que proporcionan habitualmente el Tarot o algunos mediums. Su idea era determinar una serie de condicionantes al recorrido, que serían del mismo tipo para todos, y que funcionarían, por ejemplo, de la siguiente manera: «Si se encuentra con una niña rubia cambie el sentido de la marcha». «Si cruza un coche rojo el grupo debe separarse», etc. El estado embrionario de la idea no influyó en el gran interés que despertó en todos nosotros.

Paralelamente y a la misma velocidad, al oír esta descripción caí en la cuenta de que yo, en el pasado, había escrito un poema en el que se daban una serie de instrucciones del mismo tipo. Inmediatamente se lo comenté a Antonio, pero este me hizo notar que él no poseía ningún ejemplar del libro en el que este poema está recogido y que, por lo tanto, no había podido leerlo. Con prisas, buscamos el libro en la biblioteca de la casa en la que nos encontrábamos pero, por una razón o por otra, no logramos dar con él (como no podía ser de otra forma, el libro apareció fácilmente una vez Antonio se hubo marchado).

En concreto, a lo que yo me refería, era a una parte de uno de los poemas del libro La luz de los días. Ésta concretamente:

“Cuando salga usted de aquí, encontrará algo que le recordará un triste episodio de su infancia, siga por esa calle y entre en el primer establecimiento que exhiba algo rojo en el escaparate. Allí escuchará usted una canción. Recuérdela. Tres años más tarde volverá a escucharla. La persona que en ese momento esté a su derecha será el amor de su vida. Y usted morirá por él”.

[…]

Tras la lectura de La identidad de las noche inmediatamente nos vienen a la memoria escritores surrealistas como André Breton (que es citado en varias ocasiones), las obras de Franz Kafka, y muy especialmente, el libro Noches sin noche y algunos días sin día, de Michel Leiris. (Como se sabe, el extraño mundo onírico fue una de las señas de identidad y uno de los campos de experimentación del movimiento surrealista). Podría decirse que la escritura de sueños es una amalgama de poesía y autobiografía, de ahí que el resultado de estos apuntes sea tan estimulante. Nos encontramos, por una parte, con una colección de piezas cortas que pueden leerse como si de microrrelatos se tratase en puridad, los verdaderos sueños recordados por el autor, y que nos sumergen en ese mundo fantasmagórico, absurdo e irrealista de los sueños, en esa vida paralela a la conciencia diurna en la que advertimos patrones que nosotros mismos experimentamos en nuestros sueños, lo que nos provoca cierta turbación tras su lectura. Por otra parte, también hay unos textos más largos y elaborados, donde predomina el aspecto autobiográfico y ensayístico, que se complementan con numerosas fotografías que amplifican la sensación irrealista. Naturalmente, encontramos motivos en estos sueños de Monteverde que resultan también recurrentes en nuestras propias aventuras oníricas, por ejemplo, el descubrimiento de lugares desconocidos de nuestra ciudad, con su urbanismo familiar pero extraño; o el siempre angustioso sueño de no encontrar el camino de regreso a casa.

Como habitual degustador lo extraño y de lo inexplicable tengo que decir que me ha encantado La identidad de las noches, un librito que a Michel Leiris le hubiera gustado leer. Eso seguro.

Editorial Adeshoras (2022)
Colección: Letras sonámbulas
102 págs.

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Este libro discurre allí donde las correspondencias abren el surco del que brota el prodigio, allí donde lo maravilloso se manifiesta hasta estremecernos, allí donde el fulgor de lo auténtico ensancha la vida. Lo que sucede en estas páginas es la posibilidad del vínculo íntimo entre sueño y vigilia, manteniendo la temperatura del asombro.
La identidad de las noches resulta una suerte de vocativo esencial entre dos territorios (en uno los ojos ven, en el otro, recuerdan) de cuya intersección emerge el hallazgo, la lucidez del encuentro, el sentido, siempre lábil e inexplicable, de la certeza cósmica. (Sinopsis de la editorial)

Julio Monteverde (Cartagena, 1973) es poeta. Su último libro de poemas es Las hojas rojas (La estética del fracaso, 2020). Ha publicado los ensayos De la materia del sueño (Pepitas, 2012); y junto a Julián Lacalle Invitación al tiempo explosivo (Sexto piso, 2018). Como traductor ha realizado ediciones de Shelley, André Breton y Philippe Soupault, Alfred Jarry y Lewis Mumford, entre otros. Su último libro publicado es el ensayo Materialismo poético (Pepitas, 2021). Actualmente reside en Alcorcón.

2 comentarios sobre “{Reseña} Julio Monteverde: La identidad de las noches (Adeshoras)

  1. Me gustan los nombres de estas nuevas y pequeñas editoriales con fondos (ínfimos) y con futuros, ya desde la cuna, aparentemente condenados a fracasar estéticamente.

    Tengo la intuición de que se podría componer una soberbia elegía concatenando esos nombres.

    ¡Larga vida a la literatura (efímera o eterna)!

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