{Reseña} Mircea Eliade y Ioan Petru Couliano (ed.): Diccionario de los símbolos (Fragmenta)

81Q07NkqmZL

La reciente aparición de este Diccionario de los símbolos publicado por Fragmenta me produjo bastante perplejidad, toda vez que, siendo como soy un buen lector de Mircea Eliade, no sabía de la existencia de ningún libro del escritor rumano que llevara ese título —sí conocía un Diccionario de las religiones, también en colaboración con Couliano y más breve—. La duda queda aclarada cuando nos informamos en los créditos de esta edición que Diccionario es traducción de Dizionario dei simboli (Milán, Jaca Books, 2017), que a su vez es una selección de la monumental The Encyclopaedia of Religion (Nueva York, Macmillan, 1987), obra colectiva en dieciséis tomos dirigida por Mircea Eliade y publicada póstumamente. (Que yo sepa, la Encyclopaedia no se ha traducido nunca al español). La decisión de la editorial italiana de confeccionar ex novo un diccionario de símbolos recogiendo las correspondientes entradas de la Encyclopaedia es una opción discutible, pero que tiene la ventaja de poder llegar a un público lector mucho más amplio que una obra destinada al gremio estrictamente académico.

Eliade, con la ayuda de diez editores de renombre y un impresionante grupo de colaboradores, elaboró una enciclopedia monumental que refleja adecuadamente el conocimiento religioso contemporáneo y sus influencias en las humanidades, las bellas artes, las ciencias sociales y las ciencias naturales. Incorpora los avances en la investigación religiosa (incluidos los enfoques hermenéuticos y metodológicos), los descubrimientos documentales y arqueológicos (Rollos del Mar Muerto, Textos de Nag Hammadi) y la investigación en religión popular y en tradiciones gnósticas y esotéricas. La importancia del editor o director jefe (Editor in chief) en una obra de estas características es fundamental y va más allá del mero reconocimiento protocolario o de prestigio. Se trata de guiar y velar por la coherencia interna y evitar contradicciones, repeticiones o inconsistencias entre los diferentes autores que participan en el proyecto. Como explicó el editor Joseph M. Kitagawa, el objetivo era «producir no un diccionario sino una enciclopedia genuina que presentara a los lectores cultos y no especialistas ideas, prácticas y personajes importantes en la experiencia religiosa de la humanidad desde el pasado paleolítico hasta nuestros días». Los lectores de todo tipo encontrarán aquí una gran cantidad de información sobre los símbolos y su interacción con otros aspectos de la cultura humana. Este trabajo merece elogios por el internacionalismo de temas, de colaboradores y puntos de vista. También es destacable su concepción de la simbología como parte vital de la cultura humana, su atención a las religiones primitivas en todo el mundo, a la alquimia, el ocultismo, el misticismo y las tradiciones populares.

Un amplio ensayo del sacerdote e historiador de las religiones francés Jacques Vidal (1925-1987) sirve como adecuada introducción al complejo mundo de los símbolos. Recoge la definición de André Lalande según la cual «El símbolo es cualquier signo concreto que evoque, en una relación natural, algo ausente o que es imposible percibir». Pero, naturalmente, hay casi tantas definiciones de símbolo como expertos en las diferentes disciplinas académicas que lo estudian (antropología, psicología, ciencia de as religiones, filosofía, literatura, teología). Lo que queda claro de la definición anterior es que un símbolo (symbolon, «conciliación» en griego) es algo concreto, no una alegoría; y segundo, que en su origen remoto todo símbolo es religioso.

El símbolo es vivificador, produce aliento, vida. El psicólogo C. G. Jung escribió que todo símbolo es en definitiva un «cuerpo viviente» que aporta un suplemento de vida en favor de la experiencia simbólica, y que se encuentra, a su vez, vinculado a un suplemento de cuerpo.

El símbolo permanece vivo gracias a su vínculo con una imagen. Mircea Eliade, en «Man and his symbols» (El hombre y sus símbolos), recuerda que «el símbolo no funciona en objetos, sino en imágenes». En otras palabras, comenzamos a abrir los espacios de la existencia simbólica cuando las realidades que nos rodean o las que habitan en nosotros dejan de ser objetos y se convierten en imágenes. Se pasa del objeto a la imagen en el momento en que despunta la experiencia simbólica.

¿Cuál es la ventaja de una obra dinámica como esta que empezaría, pues, con el paso del objeto a la imagen? ¿En qué medida ganamos vitalidad cuando dejamos de considerar las realidades externas o las internas como objetos y empezamos a considerarlas imágenes? He aquí una de las cuestiones que Gaston Bachelard estudió a fondo. Él nos hace notar que la imagen introduce un concepto de unidad y un concepto de totalidad.

Esto significa que, cuando una realidad, considerada como objeto, pasa a entenderse como imagen, adquiere ductilidad y dinamismo. El objeto pasa a ser al mismo tiempo principio de unidad y de totalidad. Puede remitir a cualquier cosa de su entorno: la imagen resplandece, el objeto es fijo. […]

(Del Prólogo «Descubriendo el símbolo», de Jacques Vidal)

Los textos han sido escritos por 63 especialistas de todo el mundo, entre ellos los propios Eliade (Centro del Mundo; Tierra) y Couliano (Astrología; Cielo). El centenar de entradas están escritas con claridad, con atención a los detalles académicos, presentadas en orden alfabético pero con una organización subtemática, acompañadas de bibliografías al final de cada artículo y con numerosas ilustraciones. A diferencia del muy conocido Diccionario de símbolos de Juan Eduardo Cirlot, que tiene sus entradas muy breves y concisas (y en consecuencia, un mayor número), este Diccionario de los símbolos contiene verdaderos ensayos de síntesis en cada definición. (En realidad, podría haberse titulado Enciclopedia de los símbolos en lugar de Diccionario). Naturalmente, una obra de estas características no está pensada para su lectura continua, sino para su consulta en función del gusto o la necesidad. Por ejemplo, yo me he centrado en aquellos símbolos que tiene mayor relación con la génesis y el desarrollo del Cristianismo: agua, árbol, bendición (magnífico este ensayo de Julien Ries), cielo, cruz, desierto, incienso, levadura, peregrinación, sal, serpiente, etc. Naturalmente, esta opción de lectura es estrictamente personal.

Solamente se me ocurren dos pequeñas objeciones al libro: la primera, que al tratarse de una doble traducción (versión italiana del original inglés), es posible una pérdida de sutileza en la descripción de los conceptos; y segunda, que al extraerse de una enciclopedia de religiones es lógico pensar que las entradas están exclusivamente relacionadas con la religión (por tanto, habría infrarrepresentación de símbolos de origen secular o no religioso). En cualquier caso, una obra de estas características podría incluir varios centenares de entradas, de modo que no hay dos diccionarios que coincidan en los símbolos tratados. (Por mi parte, echo en falta algunos conceptos de gran importancia simbólica, como toro, escalera, templo, cueva, hacha o sacrificio, por citar solamente algunos).

Tomo muy manejable a pesar de sus más de 900 páginas en papel biblia, Diccionario de los símbolos es una obra sustancial para adentrarse en el fascinante mundo de la simbología y de los mitos. Sin duda, un nuevo acierto de Fragmenta, editorial con un catálogo de ensayo más que interesante.

Puntuación: 5 (de 5)
Fragmenta Editorial (2022)
Traducción: Roser Homar | Prólogo: Jacques Vidal
Colección: Fragmentos, 83
936 págs.

Ver y Comprar este libro en Amazon: Diccionario de los símbolos

Yggdrasil

Desde la prehistoria, el ser humano ha sido un creador de símbolos, que constituyen un puente hacia sus orígenes, el cosmos y el destino. Las entradas de este Diccionario de los símbolos, seleccionadas del vasto repertorio en dieciséis volúmenes de The encyclopedia of religion, dirigida por Mircea Eliade en colaboración con Ioan Petru Couliano y redactada por destacados expertos internacionales, subrayan la emergencia y la persistencia de esta creatividad. Durante siglos, los símbolos se han vivido como portadores de un sentido capaz de romper los horizontes de los límites humanos para proyectarse más allá. Así, resulta que incluso los objetos más habituales —una llave, un tejido, un espejo, una joya— o los gestos más banales —comer, dormir, ofrecer un regalo, jugar— no son aspectos evidentes de nuestra vida: de hecho, en la historia de la humanidad se han cargado de una densidad que quizás hemos olvidado, pero que atestigua hasta qué punto la búsqueda de sentido está impresa en las profundidades del deseo humano. (Sinopsis de la editorial)

Encyclopedia_of_Religion

Mircea Eliade (Bucarest 1907 – Chicago 1986) es considerado uno de los grandes historiadores de las religiones del siglo xx. Después de estudiar filosofía en la universidad de Bucarest y de completar su formación en Italia, en 1928 viaja a la India, donde durante tres años estudiará sánscrito y filosofía índica. A su regreso enseña filosofía e historia de las religiones en Bucarest. En 1940 abandona Rumanía definitivamente: después de pasar por Londres y Lisboa, se instala —en 1945— en París. En 1950 conoce a Jung y se integra en el Círculo de Eranos. En 1956 es nombrado profesor de historia de las religiones en la Universidad de Chicago, donde se instala definitivamente. Se han distinguido cuatro tipos de escritos en la producción de Eliade: la obra literaria, los escritos autobiográficos, los trabajos académicos monográficos y los textos que exponen la metafísica del autor (considerada por sí mismo su principal contribución a la historia de las religiones). Lo sagrado y lo profanoEl mito del eterno retorno pertenecen a esta última tipología.

Ioan Petru Couliano (Iasi, Rumanía,1950– Chicago,1991) fue un historiador de las religiones, escritor y filósofo, fue catedrático en la Universidad de Chicago y uno de los grandes colaboradores de Mircea Eliade.

3 comentarios sobre “{Reseña} Mircea Eliade y Ioan Petru Couliano (ed.): Diccionario de los símbolos (Fragmenta)

Deja un comentario