{Reseña} Nassim Nicholas Taleb: Jugarse la piel (Paidós)

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En esta ocasión tenemos la oportunidad de recomendar el último libro del autor de origen libanés Nassim Nicholas Taleb, Jugarse la Piel («Skin in the Game»), publicado por Paidós, en su colección Contextos.

Taleb es uno de esos escritores que todos conocen. Es objeto de comentarios por parte del establishment económico, económico-académico y económico-académico-mediático, la mayoría de las veces sin que se hayan leído sus libros. Desde la publicación de su archiconocido ensayo El Cisne Negro, concepto citado hasta la saciedad y vagamente comprendido, todas sus nuevas obras son ampliamente comentadas en círculos editoriales y financieros, si bien en muchos casos con intenciones no demasiado buenas. Simplemente porque se atreve a ir contracorriente de la mal llamada ortodoxia y del pensamiento único, que todo lo corrompe. Y todo eso con una independencia intelectual pocas veces exhibida en la actualidad.

En el autor que hoy nos ocupa confluyen muchas circunstancias personales y profesionales que originan su pensamiento y su inigualable estilo. Su origen libanés cristiano, su profesión como agente de bolsa y operador de opciones financieras, y su afición por la antigüedad y por la Historia y la sabiduría de los pueblos mediterráneos, provoca una mezcla interesantísima de conocimiento y referencias, que sabe trasladar a sus obras. Y como reconoce él mismo, su trayectoria es contraria a la habitual. Su evolución desde lo práctico a lo filosófico (y matemático) le permite estar anclado a la realidad, en lugar de filosofar desde el desconocimiento del mundo. La base es la realidad. No trata de acomodar esta realidad a la teoría, sino que parte de que el comportamiento de los hombres es más complejo de lo que pretenden hacernos creer ciertos autores que, amparados desde un falso cientifismo, imponen su pensamiento desde una especie de mafia intelectual y mediática, que impide cualquier discusión.

Quien atrapa las tortugas debe comérselas, dice un refrán de la Antigüedad.

El origen de la expresión es el siguiente. Se dice que un grupo de pescadores atrapó una gran cantidad de tortugas. Una vez cocinadas, descubrieron que estos animales marinos eran bastante menos comestibles de lo que creían: pocos miembros del grupo estaban dispuestos a comérselas. Pero quiso la casualidad que Mercurio pasara en ese momento por allí: Mercurio era un dios polifacético, el que todo lo unía, pues era el dios del comercio y de la abundancia, de los mensajeros y del inframundo, amén de ser el patrón de los ladrones y los forajidos y, por supuesto, el dios de la suerte. Los pescadores lo invitaron a comer tortuga con ellos. Pero Mercurio, sabiendo que lo invitaban a comer para liberarse de un alimento no deseado, los obligó a ingerir las tortugas, estableciendo así el principio según el cual tenemos que comernos aquello que suministramos a los demás.

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Esto nos lleva a la asimetría, el concepto fundamental que subyace a la idea de jugarse la piel. La cuestión es la siguiente: ¿hasta qué punto pueden disponer de información diferente el vendedor y el comprador de un producto? El Mediterráneo antiguo y, en cierto modo, el mundo moderno parecen haberse inclinado hacia la postura de Antípatro. Aunque en el mundo anglosajón tenemos «advertencias al consumidor» (caveat emptor), se trata de una idea bastante nueva, y no generalizada, a menudo mitigada por leyes limón (en un principio se decía que un coche era un «limón» si venía lastrado por algún defecto permanente, por ejemplo, mi Mini descapotable, que no había forma de sacar del taller; ahora la palabra se ha generalizado y se aplica a cualquier bicho viviente).

Por lo tanto, ante la pregunta planteada por Cicerón en el debate entre los dos antiguos estoicos: «¿Debe un hombre decirle a sus clientes que les está vendiendo un vino en mal estado?», todo el mundo se inclina por la transparencia, pero no necesariamente a través de regulaciones sino merced al derecho de responsabilidad civil y a la posible demanda por daños y perjuicios. Recordemos que el derecho de responsabilidad civil obliga al vendedor a asumir ciertos riesgos, razón por la cual es tan injuriado como detestado por las empresas. Sin embargo, el derecho de responsabilidad civil tiene también efectos secundarios; y es que solo se debería aplicar de una forma sensata, es decir, de manera que no pueda ser burlado. Pero, como veremos en la visita al médico que describimos más adelante, es socavado muy a menudo.

Siguiendo con el hilo argumental de sus obras anteriores, sobre todo Antifrágil, abunda en el concepto de asimetría. Cómo las diferentes tradiciones de la antigüedad han gestionado las asimetrías en las transacciones, estrictamente comerciales y de otros tipos, y nos despierta sobre las élites que inundan los medios generalistas e incluso especializados desde hace unas décadas. Según Taleb, son individuos que no se juegan la piel a la hora de imponer sus opiniones. El resultado de sus equivocaciones siempre es pagado por otros (transferencias de riesgo ocultas). Economistas, académicos y periodistas son sus objetivos recurrentes porque inducen a la sociedad con sus opiniones y teorías, que pocos se atreven a poner en entredicho intelectualmente. Pero no asumen la responsabilidad por sus actos. Todo con una lectura fácil y ágil, que combina de forma magistral la economía, con anécdotas del propio autor, con sus obsesiones y afición por la antigüedad clásica. Su erudición le permite pasar con una pasmosa facilidad de una época a otra, de una teoría actual escrita por algún premio Nobel de economía, que el autor tilda de IPI (intelectual pero idiota) a un emperador romano estoico, o a alguna divertida anécdota personal.

Para resumir el pensamiento de Taleb, podríamos recurrir al origen de título de uno de sus libros, El Lecho de Procusto. El mito, proveniente de la mitología griega, relata la historia de un hombre obsesionado con hacer que sus huéspedes encajaran a la perfección en su cama, bien estirándolos o cortando sus extremidades hasta que sus medidas fueran idénticas a las de la cama del anfitrión. Con este paralelismo nos alerta de los males que sufre la sociedad contemporánea. En el campo del pensamiento dominante actual, que no admite críticas, las teorías más generalizadas tienen tal carga de ideología y de falsa superioridad, que parece que estuvieran construidas para que la sociedad encajara en ellas, para mayor gloria del intelectual de turno. Pero la realidad es terca.

“Nunca confíes en nadie que no se juegue la piel. De lo contrario, los tontos y los ladrones saldrán beneficiados, y sus errores nunca los perseguirán”.

Puntuación: 4 (de 5)
Ediciones Paidós (2019)
Colección: Contextos
Traducción: Antonio Francisco Rodríguez Esteban
392 págs.

(Reseña de M.J.R.)

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En uno de sus libros más provocadores, el famoso pensador Nassim Nicholas Taleb redefine lo que significa comprender el mundo, tener éxito en una profesión, contribuir a una sociedad justa y equitativa, detectar el absurdo e influir en los demás. Citando ejemplos que van desde Hammurabi a Séneca, o del gigante Anteo a Donald Trump, Taleb demuestra cómo la voluntad de aceptar los propios riesgos es un atributo esencial de héroes, santos e individuos prósperos en todos los ámbitos de la sociedad.
Un desafío a las antiguas creencias sobre los valores de aquellos que dirigen las intervenciones militares, realizan inversiones financieras y difunden credos religiosos. (Sinopsis de la editorial)

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Nassim Nicholas Taleb (Líbano, 1960) ha dedicado su vida a estudiar los problemas de la suerte, la incertidumbre, la probabilidad y el conocimiento. Ensayista, investigador y financiero, es miembro del Instituto de Ciencias Matemáticas dela Universidad de Nueva York y profesor de Ciencias dela Incertidumbre en la Universidad de Massachusetts y en la London Business School.

Sus dos libros, ¿Existe la suerte? y El cisne negro, se han convertido en éxitos internacionales.

Un comentario sobre “{Reseña} Nassim Nicholas Taleb: Jugarse la piel (Paidós)

  1. Estoy esperando me llegue Libro que esta pedido ya que soy de Puerto Madryn Chubut y tardan un poco los envíos de Cap Federal, es la 0,30 hs y me atrapa los comentarios, mas las reseñas.
    A contar con este, enviaré mi sentir del mismo; siento que es atrapante y de mucha relevancia para la comunicación, e interpretaciones.
    Mucho a aprender, comprender y Pensar.
    Muchas gracias
    José.

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