{Reseña} Ricardo Güiraldes: Xaimaca (Drácena Ediciones)

xaimaca

Para el lector medio Ricardo Güiraldes es sinónimo exclusivo de Don Segundo Sombra (y como mucho de Cuentos de muerte y de sangre), de ahí que la recuperación por la editorial Drácena de Xaimaca (que Güiraldes consideraba su mejor obra, por cierto), sea un acontecimiento editorial digno de destacarse.

Como muy bien indica Gastón Segura en el prólogo, la gestación de esta obra fue compleja. Nació como apuntes de un viaje que el autor realizó con su esposa a las Antillas en 1916-17, la terminó de escribir en París en 1919, pero no fue publicada hasta 1923, y todo gracias a que Leopoldo Lugones convenció a Güiraldes de que publicase en forma de novela esas notas dispersas.

El argumento es sencillo, casi convencional: el joven protagonista Marcos Galván emprende un viaje desde Buenos Aires a la costa peruana. En el transcurso del mismo conoce a Clara Ordóñez, mujer casada, y a su hermano Peñalba, que lo convencen para que los acompañe hasta Jamaica (de ahí el título, Xaimaca). Surge una pasión amorosa que se interrumpirá cuando Peñalba se entera de la relación y obliga a Galván a volver a Argentina precipitadamente. Con tan parcos medios, Güiraldes arma una refinada obra mezcla de diario íntimo, estampas de viaje, prosa poética y novela, en la que empleando una portentosa y concentrada prosa, a la vez poética, descriptiva e impresionista, consigue hacer de su lectura una experiencia inolvidable. A mí me recuerda, por el tono y la forma impresionista, a algunas novelas líricas de Gabriel Miró.

Amanece nublado. El agua se alisa en lívidas vislumbres de estaño. Peñalba me ha mostrado un pez volador y un pájaro caídos anoche sobre cubierta.
Clara se sienta en un sillón, previamente arrellenado de almohadones blandos y frescos.
Se ha puesto a llover. El horizonte se restringe, limitado por el cortinaje turbio. El mar se corta en breves olas espumosas. El agua es incolora, obscura y el cielo insulso como una lona. Es bueno arrinconarse al abrigo del ritmo monótono, que enternece nuestra oceánica soledad en la bruma ciega.
Apoyado el codo en su silla, para no levantar la voz, leo la continuación de mis notas, que he traído para satisfacerla.
Como un par de viejos, afligidos de senil ternura ante el mágico cristal de un agua embrujada, vemos reproducirse nuestras vidas en diminutas representaciones.
El automóvil corre por el pésimo camino de Santiago a Valparaíso. La carretera blanca se corta en la franja de un río, azul como una hilacha de cielo.

Para finalizar, sólo me resta señalar que Xaimaca es un título imprescindible para cualquier lector sensible y para el que busca un antídoto contra los bestsellers que inundan el mercado editorial. Y además, la edición de Drácena es preciosa. No se puede pedir más.

Puntuación: 5 (de 5)

Editorial Drácena (2015)
Prólogo: Gastón Segura
154 págs.

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Quizá al estar ensombrecida por su colosal hermano Don Segundo Sombra, o por su estructura en tono menor, Xaimaca ha pasado casi inadvertida, cuando no ha sido totalmente olvidada del gran público. Sin embargo es una novela enorme, evocadora de temperaturas, colores y agónicas melodías, uno de los relatos de amor más turbadores de la literatura hispánica del siglo XX.
Por eso, volver a publicarla ahora es casi una exigencia tanto artística como didáctica, cuando tanta insulsez y banalidad se amontona en nuestras librerías con este pretexto, siempre eterno y siempre literario, pero tan difícil de alcanzar con la magistral resolución que Güiraldes puso en Xaimaca. (Sinopsis de la editorial)

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De familia de estancieros, Ricardo Güiraldes nació en Buenos Aires, el 13 de diciembre de 1886 y murió en París, el 8 de octubre de 1927. Con apenas un año, su familia se trasladó a Europa, de donde regresaría, cuatro años después. Durante el resto de su juventud pasó grandes temporadas en la finca de San Antonio de Areco, donde convivió con los gauchos y aprendió con destreza las faenas camperas; mundo que luego había de plasmar minuciosamente en sus novelas. Sin embargo, fracasó en sus estudios y en cuantos trabajos emprendió.
En 1910, se propone viajar por Asia y Europa, hasta instalarse en París. Allí decidirá convertirse en escritor. De vuelta a Buenos Aires, se casa con Adelina del Carril, publica varios de sus cuentos en Caras y caretas, que aparecerán luego en Cuentos de muerte y de sangre, en 1915, sin ningún éxito. A finales de 1916, el matrimonio Güiraldes emprende un crucero por las Antillas del que surgirá su novela Xaimaca (1923). En 1917 aparece su primera novela Raucho. En 1923 publica Rosaura, que fue razonablemente bien recibida por público y crítica. En 1924 funda la revista Proa junto con Brandán Caraffa, Jorge Luis Borges y Pablo Rojas Paz. Tras el cierre de la revista, termina Don Segundo Sombra (1926). En 1927 viaja a Francia, en busca de remedio para la enfermedad de Hodgkin, que lo mataría al poco de arribar.

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