{Reseña} Joseph Campbell: El héroe de las mil caras (Atalanta)

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Comentamos, siquiera brevemente, uno de los títulos capitales del pensamiento del siglo XX —al menos dentro del ámbito divulgativo, que no académico—. The Hero with a Thousand Faces (1949, Bollingen Foundation Inc., Nueva York), cuya primera edición en español data de 1959, es uno de los libros más importante y que más fama dio a su autor, el mitógrafo, profesor y estudioso de las religiones estadounidense Joseph Campbell. Pues bien, la editorial de Jacobo Siruela Ediciones Atalanta (que mantiene el ambicioso proyecto de publicar todo la obra del americano) acaba de publicar la tercera edición de El héroe de las mil caras dentro de su amplia y heterodoxa colección de ensayo y pensamiento Memoria Mundi.

Las ideas que fue desarrollando Joseph Campbell en relación a la génesis y tipografía de los mitos derivan en buena parte de las primeras concepciones de Freud y, sobre todo, de Carl Gustav Jung y su concepto de arquetipo. Para Jung, la figura de arquetipo proviene de la observación recurrente de que los mitos y cuentos populares contienen siempre ciertos motivos. Estos mismos motivos se hallan también en las fantasías, sueños, pensamientos y delirios de cualquier hombre contemporáneo; provienen, según esta teoría, de una preforma inconsciente que parece pertenecer a la estructura heredada de la psique y que es acompañada de fuertes matices afectivos que impresionan y fascinan (los arquetipos serían las estructuras del inconsciente colectivo). Por último, Jung considera que ningún arquetipo puede explicarse definitivamente ni anularse. También adopta Campbell de Jung su método de interpretación de los sueños, que se deduce de la explicación simbólica de los mismos. Como podemos sospechar, el estudio de los mitos es una tarea extraordinariamente compleja; de hecho, existen infinidad de definiciones de mito, a veces, excluyentes entre sí. Cada estudioso del tema, en función de sus propios presupuestos y objeto de estudio (historia de las religiones, psicología, folclore, literatura), ha propuesto una interpretación personal. Seguramente, la realidad del mito no sea ninguna de ellas y la la vez participe de todas («No hay un sistema definitivo para la interpretación de los mitos, y nunca lo habrá», escribe Campbell). El autor defendió el mito como una panacea no sólo para resolver los problemas psicológicos particulares, sino también para afrontar los problemas sociales, y atribuyó muchos de los conflictos humanos a la ausencia mitos fuertes en el mundo contemporáneo.

Lo que sí hay que admitir es que tras la paulatina caída en desgracia del psicoanálisis como método científico de conocimiento es muy posible que la obra de Campbell se haya visto afectada en algunas de sus afirmaciones —el propio autor admite que el psicoanálisis no es la última palabra en estas cuestiones pero que sí constituye un primer acercamiento—; no obstante, sus conclusiones siempre permanecen sugestivas, originales y bastante razonables. Por su carácter divulgativo y buena prosa El héroe de las mil caras se lee con la fascinación de la mejor de las novelas, pero hay que notar que es una obra de gran densidad y con tal cantidad de información y de propuestas que precisa una lectura atenta y concentrada que demandará, con seguridad, varias relecturas. Señalar también que las numerosas ilustraciones y diagramas que acompañan al texto contribuyen a captar mejor las ideas expresadas por el autor.

El héroe de las mil caras es el primer estudio completo sobre los patrones narrativos que sustentan el «viaje del héroe», entendido como el viaje de descubrimiento que hace el protagonista acerca de sí mismo, pasando de un estado de ignorancia e inmadurez a uno de iluminación y sabiduría (lo que los mitógrafos llaman el «centro primordial del individuo»). Este itinerario es el patrón que ha alimentando y continúa alimentando infinidad de historias, sean de tradición popular o de creación artística, tanto arcaicas como contemporáneas.

Quienquiera que oiga, entre distraído y distante, la ensoñadora algarabía de un curandero de ojos rojos en el Congo, o lea con cultivado arrebato alguna traducción libre vertida en sonetos del místico Laozi [Lao Tse]; quienquiera que rompa una y otra vez la dura cáscara de un argumento filosófico de santo Tomás de Aquino, o atrape al vuelo el sentido resplandeciente de un descabellado cuento de hadas inuit, se hallará siempre en presencia de la misma historia, proteica y aun así de una constancia maravillosa, que en contumaz desafío apunta a un fondo de experiencia latente que jamás será conocido ni contado.

Los mitos del ser humano, que han proliferado a lo largo y ancho del mundo habitado en todo tiempo y circunstancia, son la viva inspiración de cuanto ha surgido al hilo de los quehaceres del cuerpo y la mente. No exageraríamos si dijéramos que el mito es la secreta abertura por la que las energías inagotables del cosmos se vierten hasta cuajar en la manifestación cultural humana. Las religiones, las filosofías, las artes, las formas sociales del ser humano primitivo e histórico, los descubrimientos más importantes de la ciencia y la tecnología, los mismos sueños que puntean nuestro descanso brotan como una erupción del anillo primordial y mágico del mito.

Lo que maravilla es esa capacidad del cuento infantil más nimio para rozar e inspirar los más hondos núcleos creativos, igual que el sabor del mar está contenido en una gota de agua o el misterio de la vida en el huevo de una pulga. Pues los símbolos de la mitología no se fabrican en serie; no se los puede ordenar, inventar ni erradicar de la faz de la Tierra. Los produce la psique de manera espontánea, y cada uno guarda en su interior, indemne, la fuerza germinal de sus orígenes.

¿Cuál es el secreto de la visión intemporal? ¿De qué profundidades de la mente deriva? ¿Por qué la mitología es por doquier la misma, bajo lo variegado de su atavío? ¿Y cuáles son sus enseñanzas?

Muchos científicos están contribuyendo a desentrañar este enigma. Los arqueólogos sondean las ruinas de Irak, Henan, Creta y Yucatán. Los etnólogos interrogan a los ostiacos del río Obi, a los bubis de Fernando Poo [actual Bioko]. Una generación de orientalistas ha logrado descifrar los escritos sagrados de Oriente, así como las fuentes prehebreas de nuestras propias Escrituras. Mientras tanto, otra legión de estudiosos, después de que las investigaciones en el terreno de la psicología popular empezaran en serio en el siglo xix, lleva tiempo intentando establecer las bases psicológicas del lenguaje, el mito, la religión, el desarrollo artístico y los códigos morales.

Campbell comienza su libro introduciendo el concepto de mito único o monomito (monomyth), es decir, el modelo básico que estructura el periplo del héroe en muchos relatos épicos de todo el mundo (la erudición de que hace gala y el amplio uso de ejemplos de las mitologías y religiones de todo el mundo y de todas las épocas es apabullante). Entendió la trama central del mito del héroe en términos junguianos, definiéndolo como el viaje del héroe a un mundo extraño, nuevo y divino. Entendido psicológicamente, el viaje simboliza el redescubrimiento del inconsciente, del cual un adulto ha perdido el contacto en el proceso de crecimiento.

Tras las introducción del monomito, la primera parte de Las máscaras del héroe, titulada La aventura del héroe, se dedica a sistematizar la estructura del viaje en unos pocos puntos. El héroe o heroína, protagonista de los mitos se enfrenta a tres fases principales: 1) partida; 2) iniciación, y 3) el regreso. Cada una de estas fases tiene dentro de sí diferentes variantes y componentes. Por ejemplo, sucede a menudo que al principio el héroe rechaza la llamada a una nueva vida, rechaza la separación. Afligido por la vacilación, el héroe encuentra a una figura que le ofrece al protagonista una imagen de lo que le espera y actúa como guía. Otras veces se produce el encuentro del héroe con un maestro, un anciano sabio por lo general, que prende en el joven la chispa de la aventura. La iniciación es la fase dolorosa u oscura del proceso, con las pruebas (el héroe es devorado por el monstruo, lucha contra el monstruo, es desmembrado, sufre), con el oráculo que predice su futuro, con el encuentro con una diosa o con la mujer perfecta, etc. El regreso, tras la apoteosis del héroe y la reconciliación con su padre, se caracteriza, como ya hemos indicado anteriormente, por una nueva forma de vida, casi divinizada, sagrada, plena, responsable, libre. (Un ejemplo perfecto de esto, es la vida y conversión del rico príncipe Siddhartha).

En la segunda parte del libro (El ciclo cosmogónico) aborda Campbell aspectos del mito diferentes al periplo del héroe pero que también forman parte del universo general mitológico: Emanaciones, El nacimiento virginal, La transformación del héroe, y Disoluciones son los títulos de los capítulos que tratan aspectos esenciales para la comprensión del tema como son, entre otros, el ciclo universal cosmogónico, los cuentos populares sobre la creación, la madre del universo (Mater Mundi), los cuentos populares de vírgenes, algunos aspectos de la personalidad del héroe (guerrero, amante, redentor, tirano, santo) y, por último, los ciclos míticos de creación y destrucción del mundo. «Los mitos surgen —escribe Joseph Campbell en otro de sus libros—, como los sueños, y al igual que la vida, de un mundo interior desconocido para la conciencia despierta», de ahí el sobrecogimiento y la tremenda fascinación que nos producen leer la descripción de los mitos, esa puerta abierta hacia nuestro ser primigenio.

Para terminar, una información que bastante gente ya conoce: el director y productor de cine George Lucas utilizó de forma premeditada y sistemática las enseñanzas de Joseph Campbell en El héroe de las mil caras para realizar el guion y la concepción general de Star Wars: Episodio IV – Una Nueva Esperanza (1977) y de todo el imaginario de la serie. Posiblemente el tremendo éxito de público que obtuvo la película se debiera a que bajo el ropaje de una simple historia de aventuras latían algunos de los más íntimos y profundos conflictos de la psique humana.

A pesar de que algunas de sus interpretaciones pueden parecer en exceso arriesgadas —reitero, fruto de su excesiva dependencia del psicoanálisis entonces en boga—, El héroe de las mil cara (https://www.edicionesatalanta.com/catalogo/el-heroe-de-las-mil-caras/) es uno de esos escasos libros que es capaz de producir en el lector un cambio profundo en su manera de contemplar el mundo. No hay que insistir, por tanto, en que es un libro de lectura fundamental, una obra que no puede faltar en ninguna biblioteca que se precie.

Puntuación: 5 (de 5)
Ediciones Atalanta (2021, 3ª edición)
Colección: Memoria Mundi, 139
Traducción:  Carlos Jiménez Arribas
572 págs.

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Desde su aparición en 1949, El héroe de las mil caras ha influenciado a millones de lectores de todo el mundo, desde antropólogos y cineastas hasta escritores y artistas, con sus penetrantes aportaciones psicológicas basadas en una profunda y renovadora comprensión de la mitología comparada. A lo largo de este libro, Joseph Campbell nos va describiendo, paso a paso, el viaje iniciático del héroe –su partida, iniciación, culminación y regreso–, cuya aventura transformadora de la experiencia anímica humana recorre todas las tradiciones míticas, para terminar analizando el ciclo cosmogónico de creación y destrucción del mundo, en el que los dioses nacen y perecen cíclicamente en su ocaso, como una eterna repetición del devenir.

Tras ofrecernos una amplia comparación del simbolismo de ciertos sueños con el de las referencias mitológicas más dispares –desde Grecia, África o Polinesia hasta los cuentos de hadas tradicionales–, Campbell nos indica que, a causa de la progresiva racionalización de todo nuestro sistema de pensamiento, las imágenes simbólicas se han refugiado en su lugar de origen –lo inconsciente–, dejándonos desamparados frente a los dilemas que en otros tiempos resolvían los sistemas psicológicos del mito.

La presente edición ofrece una nueva y cuidada traducción del libro y añade un rico aporte iconográfico, facilitado por la Joseph Campbell Foundation, así como una completa bibliografía actualizada. (Sinopsis de la editorial)

Joseph Campbell (Nueva York,1904 – Honolulú, 1987) fue junto a Mircea Eliade el mitólogo más importante de la segunda mitad del siglo XX. Profesor emérito de literatura en el Sarah Lawrence College de Nueva York, fue un reconocido escritor y conferenciante de temas de mitología y religiones comparadas. Entre sus numerosos libros merecen destacarse: El héroe de las mil caras: psicoanálisis del mito (1949; Fondo de Cultura Económica, 1959), Las máscaras de Dios (4 volúmenes, 1959-1969; Alianza, 1991), The Inner Reaches of Outer Space: Metaphor As Myth and As Religion (1986), The Mythic Dimension: Selected Essays (1959-1987), The Mythic Image (1974), Transformations of Myth Through Time (1990), A Joseph Campbell Companion: Reflections on the Art of Living (1991), Mythic Worlds, Modern Words: On the Art of James Joyce (1993), Thou Art That: Transforming Religious Metaphor (2001) y Myths of Light: Eastern Metaphors of the Eternal (2003).

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